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La prospectiva del Lerma

Hasta hace poco, no existía un plan integral a largo plazo para identificar, evaluar y proponer soluciones a los numerosos problemas que enfrenta el río Lerma.  El río Lerma es crucial para México. Proporciona innumerables servicios ambientales, agrícolas, industriales, de vivienda y turísticos. Además, proporciona agua potable a muchas comunidades, especialmente a la Ciudad de México.


Lerma ha sido estudiada a fondo desde muchas perspectivas diferentes, pero nunca desde un punto de vista prospectivo, lo que significa que todas las soluciones propuestas han abordado problemas específicos y sólo a corto plazo.  La falta de planificación estratégica a largo plazo es una bomba de tiempo, ya que el río enfrenta numerosos problemas ambientales, sociales, económicos y políticos que ponen en peligro su viabilidad en el futuro cercano y que deben abordarse mediante soluciones integrales a largo plazo.

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Bajo este escenario nuestra misión fue desarrollar una herramienta multidimensional que pudiera ayudar a las y los tomadores de decisiones proponer y evaluar estrategias de mediano y largo plazo para mejorar la salud ecológica del río manteniendo los numerosos servicios que presta. 

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El desafío: dar sentido a toda la información que significaba sistematizar todos los datos disponibles y convertirlos en información utilizable (utilizable en el sentido de hacerla susceptible de análisis estadístico).

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Vulnerabilidad

La idea básica es que el Lerma es un sistema vulnerable por distintas razones, y se deben tomar acciones para reducir esta vulnerabilidad. Hablar de vulnerabilidad supone poner sobre la mesa los distintos problemas que enfrenta el río y proponer soluciones holísticas. 

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Ser vulnerable puede ser entendido de muchas maneras. Para el caso del Lerma hay dos grandes maneras de interpretar la vulnerabilidad: como un conjunto de variables que afectan al río, llamémosle vulnerabilidad biofísica, o bien, como un conjunto de variables que afectan a las personas que dependen del Lerma, lo que llamamos vulnerabilidad social. Observar que en el primer caso, lo que nos importa resolver son las causas que provocan los problemas del río, y en el segundo lo que prima son las consecuencias sociales de que el río esté contaminado.

 

Aunque tanto la vulnerabilidad biofísica como la vulnerabilidad social están vinculadas, poner el énfasis en una u otra determina el tipo de acciones que se implementarán.  

¿Cómo lo hicimos?

Primero acotamos el área de estudio. Este trabajo se basó en la cuenca del Lerma en el Estado de México. Luego recolectamos toda la información disponible sobre la cuenca. La mayor parte de la información provenía de escritos sobre temas de política, sociología, historia, medio ambiente. La mayor parte de esta información estaba fragmentada, o sea que hablaba de eventos históricos puntuales, y por supuesto, no estaba sistematizada y era en gran medida, cualitativa. 

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Por tanto el reto era sistematizar la información lo que supuso convertirla en indicadores cuantitativos que pudieran alimentar modelos. Y luego, había que rellenar los huecos para construir series de tiempo. 

Rellenando los huecos

convertir recuerdos en datos

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Afortunadamente, no fue difícil encontrar personas que quisieran hablar del pasado y que nos compartieran la información relevante. 

Había que sacar la información de sus cabezas, sistematizarla y convertirla en indicadores que pudieran alimentar modelos.

Organizamos unos talleres. Invitamos a las personas clave, todas vecinas de la región. Utilizamos un Delphi en tiempo real (Espectro) para preguntarles sobre los eventos del pasado al presente. Entre las y los participantes se auto-corrigieron: los recuerdos individuales se convirtieron en historia colectiva.  

Volverlo geográfico

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Los datos obtenidos en los talleres nos permitieron completar las series de tiempo con lo que pudimos construir tendencias de la región. Las personas invitadas a los talleres venían de distintos puntos geográficos lo que permitió, además, recabar información para construir índices de vulnerabilidad locales que serían traducidos en unidades de gestión, en lugar de usar límites políticos que muchas veces, no tienen ningún sentido geográfico. 

Vulnerabilidad futura

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Con los datos obtenidos construimos el índice de vulnerabilidad presente (2019) y los índices a futuro de 10 y 20 años. 

 

El análisis de vulnerabilidad nos permitió construir una herramienta integral para entender la cuenca del Lerma en el Estado de México como un sistema, y no como una serie de problemas individuales aunque concatenados. 

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Construimos una herramienta para ver la película completa, esto es, del pasado al futuro para entender realmente, la trayectoria de las tendencias y sus elementos causales. 

¿Qué aprendimos?

La prospectiva es la manera correcta de construir escenarios de futuro. Para darse cuenta, hay que entender la diferencia entre probabilidad y posibilidad.

 

La probabilidad es una medida matemática que vincula eventos con valores numéricos entre 0 y 1. La medida no es arbitraria, debe seguir el corset súper rígido de los axiomas de Kolmogorov. Los eventos son conjuntos de puntos. O sea, para que exista la probabilidad deben existir conjuntos de puntos lo que significa en los hechos que debes tener datos que permitan medir la probabilidad.  Entre más datos mejor. De aquí se sigue la idea básica de la proyección: tienes muchos datos que corren del pasado al futuro. De los datos infieres un patrón, y asumes que ese patrón da cuenta del comportamiento causal de los datos. Como ya inferiste la "causa" puedes proyectar el comportamiento al futuro. Pero así no funciona el futuro. Estamos en el siglo xxi y ya sabemos que todos, pero todos los eventos relevantes están plagados de incertidumbre. La incertidumbre no es ignorancia, es un conjunto de fenómenos que impactan sobre los motores causales de los fenómenos a diferentes escalas temporales y espaciales. Como es a diferentes escalas, no hay manera de utilizar las herramientas probabilísticas que esperan comportamientos lineales y simples a lo largo del espacio y el tiempo. La opción es destruir la complejidad de la realidad para ajustarla a las premisas de la probabilidad pero entonces, nada de que podemos predecir, proyectar o pronosticar el futuro. Sólo contamos un cuento malo. 

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La posibilidad habla de cosas que podrían pasar. Estas cosas no se siguen de comportamientos lineales. Emergen inesperadamente o siguen patrones que rompen la linealidad y simplicidad que busca la probabilidad. La literatura en prospectiva tiene todo un zoológico fantástico para hablar de fenómenos complejos, no lineales, emergentes. El más conocido de todos es el cisne negro, pero hay rinocerontes, medusas, elefantes, cisnes multicolores. Aquí entra la noción de escenarios de futuro. Los escenarios son narrativas del futuro. A veces pasa, que los escenarios se confunden con herramientas probabilísticas. En estos casos, en lugar de hacer una y solo una proyección en base a los datos, lo que se hace es jugar con los valores de las variables para obtener muchas trayectorias futuras. Y a esto se le llama escenarios. Observar que de ninguna manera estos escenarios dan cuenta de todo lo que podría pasar porque son obtenidos de lo que ya sabemos que pasó. Estos escenarios no pueden dar cuenta de eventos inesperados, de alto impacto, o sea, esos que nos golpean cada vez con mayor frecuencia y para lo que no estamos preparados. 

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Los escenarios de futuro se construyen con prospectiva. Se construyen con modelos de posibilidad y con personas con un conocimiento profundo sobre el tema. Claro que pueden ser matemáticos, pero eso no es lo importante. 

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En este trabajo construimos muchos escenarios prospectivos. Gracias a esos talleres en que las vecinas y vecinos de Lerma nos ayudaron a completar los huecos en los datos, y de paso, nos ayudaron a imaginar todo lo que podría pasar en el futuro. Desde que consruimos los escenarios de vulnerabilidad en 2019, hemos podido seguir la trayectoria real de las tendencias (real en el sentido de obtener el dato observado). Sabemos que las proyecciones estadísticas fallaron TODAS, y sabemos que muchas de las prospectivas acertaron de pleno. No es una observación que hayamos hecho en solitario: desafortunadamente, las proyecciones del cambio climático muestran lo mismo. Su inclinación a los modelos probabilísticos (sobretodo en el caso del IPCC) ha sido ruinoso en el sentido de que no ha permitido realmente construir medidas de adaptación eficientes ya que todos los modelos se han quedado cortísimos frente a lo que ha sucedido. 

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